
Todas las pilas son muy contaminantes porque liberan los metales pesados (zinc, litio, mercurio, etc.) que contaminan las aguas y los animales que viven en ellas, por ejemplo los peces. El ser humano también se ve perjudicado, porque estos metales pueden llegar a napas de aguas subterráneas, y alterar agua de riego, o de consumo sin tratamiento (agua de pozo).
Además contaminan durante muchos años porque van liberando los metales pesados poco a poco. Pequeñas cantidades de metales pueden contaminar grandes cantidades de agua.
El mercurio es el más peligroso; los animales que están en contacto con él lo van acumulando en su organismo hasta llegar a unos niveles que producen malformaciones en ellos e incluso la muerte.
Efectos de los metales pesados en el organismo:
- Cadmio: El organismo humano puede asimilar el 6% de la dosis que absorbe, el resto puede acumularse en los riñones a lo largo de toda la vida, lo que puede producirles lesiones graves e irreversibles. También produce hipertensión arterial, con riesgo de infarto de miocardio y arteriosclerosis.
- Mercurio: En caso de intoxicación producida por mercurio, los síntomas son: Fatiga, adelgazamiento, dolores gastrointestinales, trastornos visuales y temblores. Puede presentar trastornos psíquicos: estado de excitación, pérdida de memoria, insomnio persistente y depresión, e incluso, desordenes mentales, coma y después la muerte.
- Plomo: La intoxicación recibida por el plomo se denomina saturnismo, que provoca: fatiga, dolores de cabeza, musculares y de estómago, estreñimiento y, en su fase más crítica, ‘cólico del plomo’, es decir, calambres abdominales intensos, acompañados de náuseas, vómitos y presión arterial elevadas.
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